Decálogo ACF – Asociación de Coaching Femenino

El Decálogo del Coaching Femenino es un conjunto de principios fundamentales que guían la práctica de las coaches en su trabajo con mujeres. Este decálogo establece un marco ético y metodológico que promueve un entorno de confianza, respeto y crecimiento personal. A continuación, se desglosan los diez puntos clave que componen este decálogo:
1. Elaboro acuerdos claros y mantengo confidencialidad.
Establecer acuerdos claros desde el inicio de la relación de coaching es esencial. Esto incluye definir los objetivos, las expectativas y las responsabilidades de ambas partes. La confidencialidad es un pilar fundamental que asegura que las clientas se sientan seguras al compartir sus pensamientos y emociones más íntimos.
2. Genero lazos de confianza.
La confianza es la base de cualquier relación de coaching efectiva. Las coaches trabajan para crear un ambiente seguro donde las mujeres puedan expresarse sin temor a ser juzgadas. Esto se logra a través de la empatía, la autenticidad y la comunicación abierta.
3. Me centro en el aquí y ahora.
El enfoque en el presente es crucial en el proceso de coaching. Las coaches ayudan a las clientas a concentrarse en sus experiencias actuales y en cómo estas influyen en su desarrollo personal. Este enfoque permite abordar los desafíos de manera más efectiva y fomenta una mayor conciencia de uno mismo.
4. Escucho con todo mi ser.
La escucha activa es una habilidad esencial en el coaching. Las coaches se comprometen a escuchar atentamente a sus clientas, prestando atención no solo a las palabras, sino también a las emociones y el lenguaje corporal. Esto ayuda a comprender mejor las necesidades y preocupaciones de las mujeres.
5. Genero espacios para la creatividad.
Fomentar la creatividad es fundamental para el crecimiento personal. Las coaches crean un entorno que estimula la innovación y la exploración, permitiendo a las clientas pensar fuera de lo convencional y encontrar soluciones únicas a sus desafíos.
6. Tengo un respeto absoluto por el ser.
El respeto por la individualidad y la experiencia de cada mujer es primordial. Las coaches reconocen que cada persona es única y valiosa, y se comprometen a honrar sus experiencias, valores y aspiraciones.
7. Creo un entorno de aprendizaje que genera nuevas opciones.
Las coaches fomentan un ambiente de aprendizaje continuo donde las clientas pueden explorar nuevas ideas y enfoques. Esto les permite descubrir opciones que quizás no habían considerado antes, ampliando su perspectiva y posibilidades.
8. Acompaño en el proceso de transformación y crecimiento personal.
El coaching es un viaje de transformación. Las coaches apoyan a las mujeres en su proceso de cambio, proporcionándoles las herramientas y el acompañamiento necesarios para alcanzar sus metas y crecer como personas.
9. Me abstengo de hacer juicios y dar consejos.
Es fundamental que las coaches mantengan una postura neutral y no emitan juicios sobre las decisiones o experiencias de sus clientas. En lugar de dar consejos, se enfocan en facilitar el autoconocimiento y la autoexploración, permitiendo que las mujeres encuentren sus propias respuestas.
10. Ayudo a fijar metas y planificar acciones para alcanzar objetivos.
Las coaches trabajan con las clientas para establecer metas claras y alcanzables. Juntas, desarrollan un plan de acción que incluye pasos concretos para lograr esos objetivos, lo que proporciona un sentido de dirección y propósito en el proceso de coaching.
El Decálogo del Coaching Femenino ofrece una guía ética y metodológica esencial para las coaches, asegurando que su práctica esté fundamentada en principios sólidos. Al adherirse a estos lineamientos, los coaches pueden establecer un ambiente seguro y de confianza, que impulsa tanto el crecimiento personal como el desarrollo profesional de las mujeres que acompañan. Este enfoque no solo fortalece el progreso individual, sino que también juega un papel clave en la construcción de comunidades más cohesionadas, fuertes, empoderadas y resistentes.